LEGAL, INJUSTO E INMORAL
12.06.2013 21:43La tesis que defiendo en este artículo es una tesis difícil: si eres un trabajador a sueldo, un autónomo o una pequeña empresa en España bajo este Gobierno pagar tus impuestos es un imperativo legal inmoral e injusto.
Es imperativo legal porque “dura lex, sed lex”. Pero es inmoral porque sólo contribuye a perpetuar un sistema de élites y de privilegios que socializa las pérdidas de las grandes empresas y privatiza sus ganancias. Y es injusto porque los impuestos que se recaudan en España provienen en un 80% de las rentas del trabajo y de pequeños empresarios.
En España, las rentas de capital y sus instrumentos legales, las empresas nacionales cotizadas, las multinacionales, los fondos de inversión y SICAVS no pagan su parte alícuota de impuestos, lo cual es a la vez legal, injusto e inmoral. En España las empresas cotizadas deben miles de millones de euros al estado (en cuotas de la Seguridad Social) que sustrajeron en su día de las nóminas de sus empleados y que no han pagado, lo cual es aparentemente legal y definitivamente injusto e inmoral. En España el sistema de Seguridad Social que hemos construido con nuestras rentas del trabajo ya “no es sostenible”, entre otras cosas por el impago de las grandes empresas. En España las empresas del Ibex 35 pagan legalmente sus impuestos en paraísos fiscales y nos chantajean inmoral e injustamente con el desempleo.
En España se suben los impuestos porque “hay gente que no paga” (ministro Montoro dixit) y se les suben a los que pagan: a ti. En España hay una amnistía fiscal que beneficia a los que más han robado. En España una PYME legal paga el 35% de impuestos, un delincuente fiscal el 10% y una SICAV el 5%.
En España los bancos y cajas rescatados con tu dinero de impuestos pagan incentivos y bonus millonarios a los directivos que las quebraron y que te vendieron las preferentes y las hipotecas con clausulas abusivas. Pero fuiste tú el que vivió por encima de tus posibilidades y ahora te demandan en los juzgados para que sufragues sus jubilaciones multimillonarias.
En España no hay dinero público para los dependientes pero sí para inyectarlo en los balances de los bancos y cajas, que prefieren dejar ese dinero en depósitos bajo la custodia del BCE antes que prestarlo a los que se lo han prestado. No hay dinero para los becarios pero sí para la contratación por debajo del sueldo mínimo y fuera de convenio. En España sólo se puede generar empleo si pones un casino con excepciones fiscales y de salud pública, y con contratos eventuales cercanos a la esclavitud.
En España tus impuestos no son suficientes para que haya becas de comedor en la escuelas públicas pero sí para subvencionar las comidas y bebidas de los congresistas. En España se han detectado 2.865 casos de malnutrición infantil sólo en los colegios públicos de Barcelona en el pasado mes de diciembre. Se nos dice que “hay que apretarse el cinturón” porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y se pagan sobresueldos mensuales a costa del dinero público a las personas que nos dicen eso. En España el 95% de la financiación declarada de los partidos viene de nuestros impuestos.
En España la religión católica cuenta para nota en la escuela pública y se sufraga con el dinero de tus impuestos ya seas católico, musulmán, protestante, agnóstico o ateo. En España la Iglesia Católica no paga impuestos sobre los beneficios de sus negocios.
Estos pocos ejemplos me llevan a la conclusión de que a pesar de que el sistema fiscal español es legal, es al tiempo radicalmente inmoral e injusto, y que por lo tanto los trabajadores a sueldo, los autónomos y los pequeños empresarios están legitimados para negarse a pagar impuestos en estas condiciones.
El Estado, con todo lo que implica incluidos los impuestos, tiene su origen en el abandono voluntario de los derechos y libertades individuales a cambio de seguridad y protección: en nuestros días, representación democrática, sanidad, educación, pensiones, desempleo… Si esta contraprestación no existe, si se vuelve al estado más puro de indefensión individual (el estado natural), el individuo está moralmente justificado para rebelarse. Si no hay contraprestación ni representación el gobierno del estado es ilegítimo, carece de sentido, y lo justo y moral es que el individuo no cumpla con sus imposiciones.
El estado en su origen Ilustrado tiene sentido porque tiene como objetivo la consecución del “bien común”, la separación de poderes, la defensa de los Derechos Humanos (del Hombre en su día) y es laico. La ideología llamada “neocon/tea party”, o “liberal” en boca de nuestra lideresa, tiene como objetivo, sin embargo, traspasar el poder del estado, la soberanía popular, el imperio de la ley y la riqueza (1) a los intereses elitistas corporativos. A eso que ellos llaman el Mercado, con mayúsculas, como un dios (otro ídolo) o un sujeto racional que toma decisiones justas y morales. Para ello sus defensores se cobijan bajo el paraguas teórico y profundamente manipulado de una supuesta “mano invisible” y un sistema de representación democrática que haría que todos los individuos fuéramos perfectamente competitivos e iguales ante la ley, incluyendo a los centenares de trabajadores que murieron en el edificio de Bangla Desh, a todos los dependientes que ya no lo son porque les ha crecido una pierna durante la crisis, a todos los que trabajaron 40 años durante el franquismo para descubrir como jubilados que su patrón/señorito les había cotizado 5, y a todos los recientes estafados con las preferentes y subordinadas. Según su Mercado todos ellos igualmente competitivos e iguales ante la ley.
La ideología neocon, la de nuestro gobierno, no es otra que la de mantener y acrecentar los privilegios de unos pocos. Sus partidarios llaman intervencionismo a las regulaciones y leyes que les impiden enriquecerse sin medida, pero a la vez aplauden la “intervención” que supone subir los impuestos de las rentas del trabajo y el IVA sobre el consumo de la cesta de la compra. Llaman intervencionismo al “contrato social” que es lo único que da sentido y justifica la existencia del estado.
Por ello su principal enemigo es el estado social y democrático de derecho. Pero es este concepto de estado el que afirma que los niños no deben trabajar. Fue este estado el que universalizó el voto, la educación y la sanidad. Fue este estado el que hizo que en España los nobles y terratenientes pagaran por primera vez impuestos en el siglo XX. Fue este estado el que amenazó el privilegio y democratizó el bienestar. Es este estado, el que están destruyendo de nuevo, el único que está legitimado para cobrar impuestos puesto que ofrece contraprestación y representación.
EL Gobierno de España está eliminando todas las condiciones de contraprestación y representación democrática que justifican la imposición fiscal. Bajo estas circunstancias los trabajadores y pequeños empresarios están, desde mi punto de vista, perfectamente legitimados para no pagar sus impuestos. No pagarlos es legítimo, moral y justo.
Si una ley no es justa, no es ley.
(1) En la UE, se calcula en 1.000.000.000.000 de euros el dinero “negro” en paraísos fiscales. Es más o menos el PIB español. En EEUU el 1% de la población posee el 66% del PIB del país.
Atentamente,
José Luis Cascallar